Reflexión primera jornada

En esta entrada, voy a analizar exhaustivamente la primera jornada perteneciente al libro de Don Álvaro o la fuerza del sino. Veremos qué papel juegan los personajes y los rasgos del Romanticismo que se reflejan en la obra.

Primeramente, vemos que mezcla dos géneros, verso y prosa, lo cual es algo novedoso. También al haber cinco jornadas, rompe el esquema del teatro de épocas anteriores ya que hay 3 actos en lugar de 5. Podemos ver que la obra está ambientada en Sevilla, concretamente en los suburbios de esta ciudad, un barrio tradicional alejado de la burguesía dando más importancia a lo popular porque el romántico se siente cómodo en este ambiente tradicional. Centrándonos en los personajes, vemos que el autor se familiariza con el estilo de ellos, es decir, se adapta el lenguaje. Este rasgo se denomina caracterización.
A partir de la segunda escena, vemos cómo empieza de lleno la exaltación de Don Álvaro admirando sus facultades como caballero, educado, elegante... para que tome la mano de doña Leonor. Pero también entra en juego la prevalencia de los sentimientos sobre la razón porque lo correcto es rechazar la propuesta de este valeroso caballero puesto que el marqués de Calatrava ve poco moral comprometerle con un supuesto desconocido. Pero la clase popular representa al mundo sentimental; ellos ven la importancia del amor entre ellos dos y dan el visto bueno al casamiento. Por otra parte el canónigo corresponde al lado racional y poderoso, que considera poco ético el hecho de la unión matrimonial entre estos dos personajes. Dicho esto, el pueblo llano exalta la figura del hidalgo inca porque lo consideran un héroe. En definitiva, lo exótico y lo atípico atrae al mundo de los románticos.  Como rasgos característicos, vemos los elementos de la noche y el atardecer haciendo alusión a la intriga y el misterio por lo que pueda transcurrir en la historia de Doña Leonor y Don Álvaro. Otra vez, en la escena cuarta vemos otra vez la razón infravalorada y superada por el afán de los sentimientos, ya que el canónigo estima oportuno chivarse al Marqués para que don Álvaro y doña Leonor no den rienda suelta a su amor. Mientras que el oficial piensa que es mejor que doña Leonor deje esa vida tan monótona y sumisa a su padre. En la siguiente escena, el Marqués exalta con abundantes piropos a su hija porque lo es todo para él. Además, al estar en la noche que es donde transcurre el misterioso plan, vemos la intensa unión fraternal que se va resquebrajando por momentos porque doña Leonor se siente culpable de dejar solo a su padre. Aquí se puede ver perfectamente reflejado el dramatismo porque Curra ya se imagina un final trágico si el Marqués descubre la fuga de su hija con el caballero inca, que acaba en muerte de doña Leonor y por ello recrea la sangre y el dolor. Finalmente el Marqués les descubre pero tarde, porque ya van camino a paradero desconocido, pero este les maldice porque está en contra (otra vez la contraposición razón y sentimientos):

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